MORTE DO MAR / 2017 - 2020
Nuestro planeta, como nuestro cuerpo, está compuesto de un 70% de agua. Cuando nuestro cuerpo se llena de tóxicos sencillamente enferma y toma la senda de su fin.
En la actualidad, nuestros mares están empezando a componerse de más indicio de muerte que de vida.
Organizaciones, ciudadanos y gobiernos se enfrentan al problema con diferentes intereses y criterios.
Las denuncias van en aumento. El tiempo a contrarreloj.
Del agua venimos. Es nuestro útero materno y como tal, si muere, nosotros nos secaremos, nos asfixiaremos y desapareceremos consumidos.
En la actualidad, nuestros mares están empezando a componerse de más indicio de muerte que de vida.
Organizaciones, ciudadanos y gobiernos se enfrentan al problema con diferentes intereses y criterios.
Las denuncias van en aumento. El tiempo a contrarreloj.
Del agua venimos. Es nuestro útero materno y como tal, si muere, nosotros nos secaremos, nos asfixiaremos y desapareceremos consumidos.
Durante varios años he recogido una miscelánea variopinta de objetos que, con desafortunada rutina, podemos encontrar en el paseo de cualquier playa del mundo.
Con el espíritu de los antiguos investigadores y sus gabinetes de las maravillas, los he aislado, los he observado concienzudamente, los he diseccionado esencialmente, los he fotografiado en diversas perspectivas y los he hecho flotar en un espacio descontextualizado de su variado origen.
Los he ubicado en sus coordenadas exactas para potenciar a realidad del hecho y de la denuncia. Como si se tratase de la investigación de un crimen.
Los he clasificado en la vida y en la muerte, en el pasado y en el presente, y a través de ellos vislumbro el pesaroso y atroz futuro.
Con el espíritu de los antiguos investigadores y sus gabinetes de las maravillas, los he aislado, los he observado concienzudamente, los he diseccionado esencialmente, los he fotografiado en diversas perspectivas y los he hecho flotar en un espacio descontextualizado de su variado origen.
Los he ubicado en sus coordenadas exactas para potenciar a realidad del hecho y de la denuncia. Como si se tratase de la investigación de un crimen.
Los he clasificado en la vida y en la muerte, en el pasado y en el presente, y a través de ellos vislumbro el pesaroso y atroz futuro.
Con delicada y esmerada técnica, que enfatiza al mismo tiempo el propósito, he retratado las huellas de un asesinato colectivo y al mismo tiempo, de un suicidio.
¿O no nos estremecemos al reconocernos en muchos de esos múltiples objetos encontrados en las orillas de diferentes mares?
Morte do Mar es un proyecto artístico que tiene como fin remover nuestra conciencia callada y perezosa, y la conciencia de los gobiernos mundiales que han contribuido igualmente al agravamiento del doliente y que apenas quieren escuchar los gritos que comenzamos a alzar para poder impedir la tragedia final.
¿O no nos estremecemos al reconocernos en muchos de esos múltiples objetos encontrados en las orillas de diferentes mares?
Morte do Mar es un proyecto artístico que tiene como fin remover nuestra conciencia callada y perezosa, y la conciencia de los gobiernos mundiales que han contribuido igualmente al agravamiento del doliente y que apenas quieren escuchar los gritos que comenzamos a alzar para poder impedir la tragedia final.
Al descontextualizar el objeto éste adquiere un significado pleno, se llena de un contenido que se puede observar con detenimiento y que permite reflexionar sobre él.
Pronto me di cuenta de que, a medida que recogía basura y plásticos me encontraba a su vez con muchos animales muertos y muchos objetos orgánicos que representaban
esa naturaleza muerta a causa de la contaminación. Decidí llevármelos también a mi estudio y fotografiarlos, y al hacerlo me di cuenta de que sus formas,
sus patrones y su perfecta armonía servían de contrapunto expuestos al lado de los objetos que representaban la muerte; había una dualidad entre vida y muerte
que claramente se podía comparar y analizar colocando dichos objetos uno al lado de otro, incluso encontré cierto parecido entre algunos de esos objetos orgánicos
expuestos al lado de los inorgánicos; un parecido razonable en cuanto a la forma que aportaba mucho más dramatismo a la escena,
puesto que contemplados uno al lado del otro se podía vislumbrar una escena terrorífica, el condenado a muerte y su verdugo.
La muerte y la vida.
Pronto me di cuenta de que, a medida que recogía basura y plásticos me encontraba a su vez con muchos animales muertos y muchos objetos orgánicos que representaban
esa naturaleza muerta a causa de la contaminación. Decidí llevármelos también a mi estudio y fotografiarlos, y al hacerlo me di cuenta de que sus formas,
sus patrones y su perfecta armonía servían de contrapunto expuestos al lado de los objetos que representaban la muerte; había una dualidad entre vida y muerte
que claramente se podía comparar y analizar colocando dichos objetos uno al lado de otro, incluso encontré cierto parecido entre algunos de esos objetos orgánicos
expuestos al lado de los inorgánicos; un parecido razonable en cuanto a la forma que aportaba mucho más dramatismo a la escena,
puesto que contemplados uno al lado del otro se podía vislumbrar una escena terrorífica, el condenado a muerte y su verdugo.
La muerte y la vida.
Por otro lado, mientras retrataba todos estos objetos me di cuenta de que si “apagaba” su color obtenía formas, texturas y figuras que se alejaban completamente de la realidad,
se desfiguraban y adquirían otra dimensión; costaba discernir lo que era el objeto a simple vista y eso obligaba a tomar más conciencia y cercanía y sumergirse
dentro del mundo interior de dicho objeto. Las formas habían cambiado, los objetos ya no eran simples objetos sino que eran representaciones de la muerte,
una muerte que se podía contemplar con curiosidad, una muerte que estaba cargada de vida; como el que observa un cadáver con detenimiento,
con ese miedo y esa curiosidad que aparecen cuando contemplamos la muerte con nuestros propios ojos, e imaginamos un sinfín de historias y ensoñaciones,
un pasado y un futuro; el objeto descontextualizado, llevado a un mundo onírico y fuera de su contexto “natural”, privado de su color,
cargado de dramatismo y muerte, permite al que lo observa hacer una reflexión profunda sobre lo que dicho objeto representa
y sobre lo que esa misma persona que observa representa con respecto al objeto.
Tanto el objeto orgánico, la naturaleza muerta, como el objeto inorgánico son una representación de nuestra propia vida y nuestra propia muerte.
se desfiguraban y adquirían otra dimensión; costaba discernir lo que era el objeto a simple vista y eso obligaba a tomar más conciencia y cercanía y sumergirse
dentro del mundo interior de dicho objeto. Las formas habían cambiado, los objetos ya no eran simples objetos sino que eran representaciones de la muerte,
una muerte que se podía contemplar con curiosidad, una muerte que estaba cargada de vida; como el que observa un cadáver con detenimiento,
con ese miedo y esa curiosidad que aparecen cuando contemplamos la muerte con nuestros propios ojos, e imaginamos un sinfín de historias y ensoñaciones,
un pasado y un futuro; el objeto descontextualizado, llevado a un mundo onírico y fuera de su contexto “natural”, privado de su color,
cargado de dramatismo y muerte, permite al que lo observa hacer una reflexión profunda sobre lo que dicho objeto representa
y sobre lo que esa misma persona que observa representa con respecto al objeto.
Tanto el objeto orgánico, la naturaleza muerta, como el objeto inorgánico son una representación de nuestra propia vida y nuestra propia muerte.
Del mar venimos y hacia el mar iremos, y cuando el mar se seque no habrá ningún sitio del que nacer... la vida se habrá terminado y sólo quedará muerte.
Es el mar lo que sostiene la vida en nuestro planeta, es su increíble riqueza interior.
Si nos centramos sólo en la superficie de las cosas no somos capaces de apreciar su verdadera esencia,
no logramos entender toda la vida que hay dentro de cada ser, sino que sólo apreciamos unos trazos difusos y estereotipados de lo que estamos observando.
Es necesario profundizar y reflexionar sobre dónde estamos y quiénes somos, y descubrir así la verdadera esencia de las cosas que nos rodean y la nuestra propia.
Es el mar lo que sostiene la vida en nuestro planeta, es su increíble riqueza interior.
Si nos centramos sólo en la superficie de las cosas no somos capaces de apreciar su verdadera esencia,
no logramos entender toda la vida que hay dentro de cada ser, sino que sólo apreciamos unos trazos difusos y estereotipados de lo que estamos observando.
Es necesario profundizar y reflexionar sobre dónde estamos y quiénes somos, y descubrir así la verdadera esencia de las cosas que nos rodean y la nuestra propia.
Las fotografías del mar que acompañan a este proyecto pretenden aportar un grado más de reflexión, pretenden partir de una superficie
y servirnos de guía en nuestro camino hacia las profundidades. Un camino cargado de leyes armónicas y de belleza que sin darnos cuenta estamos destruyendo.
Un viaje hacia lo que no se ve, hacia la oscuridad, es decir, a nuestra sombra, nuestro subconsciente que es el que nos lleva a actuar muchas veces de forma irracional.
Este viaje a las profundidades pretende ser una guía para el espectador hacia lo mas oscuro de su ser,
y al final del camino demostrar que incluso en el sitio más oscuro siempre se puede vislumbrar una luz.
y servirnos de guía en nuestro camino hacia las profundidades. Un camino cargado de leyes armónicas y de belleza que sin darnos cuenta estamos destruyendo.
Un viaje hacia lo que no se ve, hacia la oscuridad, es decir, a nuestra sombra, nuestro subconsciente que es el que nos lleva a actuar muchas veces de forma irracional.
Este viaje a las profundidades pretende ser una guía para el espectador hacia lo mas oscuro de su ser,
y al final del camino demostrar que incluso en el sitio más oscuro siempre se puede vislumbrar una luz.
Morte do Mar es un proyecto fotográfico creado por Pablo Uriarte Bravo entre los años 2017 y 2020, con la colaboración de Isabel Pesquera.
Poco a poco se disminuye la cantidad de naturalezas muertas que voy encontrando y me empiezo a dar cuenta de que la contaminación
está ganando la batalla contra la naturaleza y la vida.
está ganando la batalla contra la naturaleza y la vida.
Desterrados de este mundo.
Sin un verano en el mar.
Con el único deseo de dormir al fin
Encima de él o sobre él
Mientras su sal cura nuestras heridas.
Sin un verano en el mar.
Con el único deseo de dormir al fin
Encima de él o sobre él
Mientras su sal cura nuestras heridas.